El quokka, o Setonix brachyurus, es un marsupial australiano conocido como el animal “más feliz del mundo”. Este apodo popular es debido a que posee una particular curvatura en su hocico que provoca una mueca similar a una sonrisa perpetua en su rostro.
Su carácter amable y sociable contribuyen a la idea de felicidad existente en torno al quokka, por la que ha ganado una enorme popularidad en todo el mundo.
Este pequeño marsupial, de tan solo 50 cm de longitud y perteneciente a la familia Macropodidae, es el único miembro del género Setonix. Habita pequeñas islas de la costa de Austrlaia Occidental, en concreto, las islas de Rottnest y Bald.
La rata que al final resultó no serlo
En 1696, el capitán de barco neerlandés Williem De Vlamingh descubrió a la criatura durante uno de sus viajes. El explorador describió lo que el consideró una “isla de ratas”, lugar al que bautizó como Rottnest, procedente del holandés “Rattenest”, que significa nido de ratas.
Inicialmente pensaba que estos animales eran ratas, pero con el tiempo se sabría que en realidad eran un marsupial perteneciente a la misma familia que el canguro, aunque con un tamaño y apariencia muy diferente.
Sin embargo, el nombre de la isla se mantuvo, y, de igual manera, ese lugar continuó siendo el hábitat natural de estos pequeños marsupiales.
Peligro de extinción
La vida de los quokka no es tan feliz como parece indicar su sonrisa. Esta especie se encuentran en grave peligro de extinción y, actualmente, se estima que existen entre 7.500 y 15.000 ejemplares, cifra que decae de manera progresiva.
La introducción en su hábitat de especies depredadoras, como el zorro, y la deforestación y preparación de grandes terrenos para la construcción de edificios son los principales motivos de su crítica situación. Por este motivo y con el propósito de proteger y preservar la especia, Australia cuenta con numerosas reglas a la hora de acceder al quokka.
Su popularidad generó enorme interés entre turistas curiosos. Varios famosos, como Chris Hemsworth o Shawn Mendes, posaron para una foto junto a él, lo que motivó a iniciar una especie de carrera por obtener una selfie junto al pequeño marsupial.
Son muchos los turistas que desde entonces buscan hacerse fotos con ellos. Les ofrecen comida para llamar su atención e interrumpen sus hábitos de sueño. Esta actividad afecta negativamente a la especie ya que se producen diversos problemas relacionados con su dieta y descanso.
Las autoridades australianas, así como los responsables de su protección, recomiendan no alimentar ni llamar la atención de los marsupiales. Quienes actúen en contra de las recomendaciones establecidas, arriesgan multas de entre 300 y 2000 dólares australianos, especialmente si existe una actitud de hostigamiento hacia la especie.
Estos mamíferos son herbívoros y principalmente nocturnos. Al igual que los canguros, poseen una bolsa o marsupio en el que las crías crecen después de nacer.
Poseen una larga cola y potentes patas con las que se desplazan rápido y con saltos ágiles. Son del tamaño de un gato doméstico, midiendo entre 40 y 80 centímetros de largo y pesando entre 2,5 y 5 kg. Su pelaje es marrón y se alimenta principalmente de hierbas, bayas y hojas, de las cuales obtienen la gran parte del agua que ingieren.
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